Tiziana Cantone tenía 33 años cuando se suicidó en 2016 en Nápoles, Italia, después de que su exnovio hiciera públicos en Internet vídeos de contenido sexual. Cantone denunció la difusión como delito contra la intimidad y las webs se vieron obligadas a retirar el contenido público. La joven intentó cambiar de vida, de nombre y de ciudad de residencia, pero finalmente se suicidó un año después de que empezara su calvario.
El caso de Cantone recuerda al reciente de Verónica, la mujer de 32 años de Alcalá de Henares, Madrid, que el sábado pasado se quitó la vida después de que un vídeo íntimo antiguo suyo circulara por los whatsapp de sus compañeros en la fábrica de Iveco. La Policía investiga el origen de la difusión de las grabaciones, de qué terminal partió el vídeo, para poder dirimir si caben responsabilidades penales.
En España desde 2015 el Código Penal recoge la figura del 'sexting' o 'revenge porn' como un delito que consiste en difundir publicamente sin permiso imágenes, audios o vídeos lesionando gravemente la intimidad de una persona. Uno de los casos que motivó la reforma del Código Penal fue el de Olvido Hormigos, que dimitió de concejal en un pueblo de Toledo, Los Yébenes, tras hacerse público un vídeo erótico privado.
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